Read this article by Peter Whoriskey in the Business section of the Washington Post here
Un artículo de la sección negocios de The Washington Post nos dice que quizá si, sólo si la producción absoluta es de Estados Unidos bajo las leyes que rigen los alimentos orgánicos, pero los importados en cambio se prestan al fraude. Por eso la importancia del consumo local y debidamente investigado. Aquí un resumen:
De Ukranía a Turquía y de allí a California llegaron unos 16 millones de kilos de soya fumigada (con fosfuro de aluminio), pero se le etiquetó orgánica gracias a falsos documentos. Lo mismo pasó con otros millones de kilos de maíz de Turquía, según investigación de The Washington Post. Ambos cargamentos iban destinados a alimentar animales de consumo que luego se venden como orgánicos: carne, leche, huevos.
Aunque la mayoría de alimentos orgánicos se producen en Estados Unidos, también se importan de más de 100 países y no hay garantías en el sistema. Y es que si algo se etiqueta orgánico el precio sube, y las ganancias, y las tentaciones. John Bobb, director de la Agencia para Relaciones de Mercadeo de Agricultores Orgánicos de Estados Unidos (OFARM, siglas en inglés) dijo que el mercado estadounidense es mucho más vulnerable a alimentos orgánicos fraudulentos, Europa y Canadá cuenta con mejores sistemas de control y sobre todo de sanciones.
El mayor exportador de té y gengibre orgánico a Estados Unidos es China. Se han encontrado residuos de pesticidas en estos productos, pero para cuando la USDA (Departamento de Agricultura de Estados Unidos, siglas en inglés) realiza inspecciones en residuos de pesticidas, no permitidos en lo orgánico, ya medio cargamento ha sido distribuído.
Existe una compañía alemana: Ceres, que inspecciona rigurosamente, Ceres dice que lo orgánico que proviene de China se contamina con otros sembríos no orgánicos, además los suelos y el agua de China están ya contaminados. Otra compañia francesa Ecocert arroja resultados más bajos de contaminación que Ceres, lo que pone en duda los controles de calidad de las pruebas de inspección. Ceres inspecciona las hojas de las plantas, pero los residuos se concentran en los frutos.
Turquía es el más grande exportador de orgánicos a Estados Unidos. Su crecimiento es exponencial: Sólo entre el 2014 y el 2016, las importaciones de maíz crecieron de 15,000 toneladas métricas a 399,000, y de 14,000 toneladas métricas de soya a 165,000, y esto sólo representa 7% de las importaciones de maíz y 4% de las de soya en Estados Unidos. Este repentino crecimiento ha hecho que bajen algunos precios de alimentos orgánicos generando pérdidas a las pequeñas operaciones de agricultura orgánica estadounidense. En el 2013, un reporte del Instituto de Investigación de Agricultura Orgánica, encontró que la mitad de los importadores de orgánicos europeos han detectado residuos de pesticidas en los orgánicos provenientes de Turquía.
Otro envío de cerca de 21 millones de kilos de maíz de Rumania a Turquia llegó a Baltimore en Marzo. La compañía rumana de nombre Belor, no es certificada orgánica, y se vende a precios convencionales, según sus recibos. Pero llegó a Baltimore con el etiquetado USDA orgánico y con un precio elevado: 72%.
La soya de Ukrania la produce ADM (multinacional), el importador en Estados Unidos es Global Natural, el intermediario es Agropex International. Los intermediarios que envian el maíz rumano a Estados Unidos es Hakan Organics, una compañia de Dubai, con operaciones en Turquía. El maíz era destinado a Perdue Agribusiness, quien no aceptó el envio por dudas en la documentación. DFI Organics también rechazó el envio del maíz, pero según The Washington Post, encontró otros mercados estadounidenses.