Revolución Alimentaria


Read original source by Michael Pollan from the NY Times here.

Al inicio de la Administración de Obama, Michael Pollan había ya realizado una serie de sugerencias que hicieron se ganara el apoyo público para ser nombrado Secretario de la USDA (siglas en inglés de la Administración de Agricultura de los Estados Unidos). Pollan pretendía mejorar el fracasado sistema alimentario.  Y es que el sistema alimentario de Estados Unidos tiene mucho que ver con la salud y sus costos, con problemas de cambio climático, de independencia energética y con la amenaza a la seguridad dentro y fuera del país….

Libros y artículos de Pollan describen muy claramente el sistema alimentario de Estados Unidos, un sistema basado en una monocultura subsidiada principalmente de maíz y soya. Dependiente de enormes cantidades de energia fósil: fertilizantes químicos, herbicidas y pesticidas; de petróleo para transporte, mucho más para exportar alimentos. El sistema alimentario contamina más que el transporte, es responsable de altos costos de salud pues contribuye a enfermedades crónicas ocasionadas por la dieta (problemas cardiacos, obesidad, diabetes tipo 2, etc.)

Un sistema de alimentación centralizado que lava 25 millones de vegetales para ensaladas y/o muele 20 millones de carnes para hamburguesas es extremadamente vulnerable a contaminación por negligencia o por terrorismo. También es vulnerable a estrepitosas subidas o caídas de los precios de alimentos que afectan al agricultor, al productor, al consumidor.

El sistema alimentario de Estados Unidos victimiza a los agricultores, a los ganaderos, a los trabajadores de la industria de carnes. Los estados donde se concentran los monocultivos y las operaciones de crianza de animales de consumo (CAFOs siglas en inglés) se han convertido en un foco infeccioso. Por eso la contaminación con E.coli, salmonella, etc.

El pedido de Pollan en ese tiempo fue algo en vano, Michelle Obama aceptó unirse a las grandes corporaciones de alimentos en su «guerra contra la obesidad» y estas se encargaron de evadir leyes contra la «chatarra», contra el etiquetado de transgénicos, y hasta contra el etiquetado de la procedencia de los alimentos, para que los estadounidenses ni se enteren qué están comiendo…

«La industria de alimentos (Big Food) es muy poderosa», dice Pollan; maneja aproximadamente 1.5 trillones de dólares anuales, crea y/o mata todo lo que Estados Unidos come. Big Food es dueño de semillas, agroquímicos, ingredientes, fármacos….Apenas 4 de las más grandes compañías controlan el 40% del mercado. Sus defensores y/o «lobistas» son poderosos: The Grocery Manufacturers Association (G.M.A. siglas de la Asociación de Manufactura de Alimentos) representa marcas como General Mills, Campbell’s, PepsiCo, Nestlé.  The North American Meat Institute (Instituto Americano de Carnes) representa productores de vacas, puercos, pollos (que a su vez tienen sus respectivos Consejos). The American Farm Bureau Federation (Federación de Agricultores) ostenta representar a los agricultores de Big Food y sus productos. The National Restaurant Association (Asociación de Restaurantes) es la voz de las cadenas de comida chatarra. CropLife America (Cultivos Vida) representa a la industria de agrotóxicos….

«Big Food» nunca vió con buenos ojos el jardin orgánico de Michelle Obama, la Casa Blanca recibió una queja escrita de CropLife….Rancheros y agricultores testificaron en audiencias los abusos de Big Food, pues se les impone precios y condiciones para operar y/o vender.  Leyes ya establecidas son ignoradas y/o evadidas…Y esto les cuesta: 9 millones de dólares en contribuciones a miembros de los comités de agricultura del Congreso.

Aún así, hay pequeños logros de Michelle Obama: la Ley Healthy, Hunger-Free Kids (Niños Saludables y Sin Hambre) que mejoró los estandares de comidas en las escuelas. Su campaña  Let’s Move (Ejercicio) y una amonestación pública a Big Food…. 16 compañías de alimentos se vieron forzadas a reducir calorías y hasta malos ingredientes  (pues los estadounidenses comen demasiados alimentos procesados). La venta de bebidas gaseosas cayó….

Cuando los Demócratas perdieron control del estado los Obamas se vieron forzados a reparar relaciones con las corporaciones….el Senador Tom Harkin, del comité de Salud del Senado expresó su frustración….Hasta la EPA (siglas en inglés de la Agencia de Protección de Medio Ambiente) fue forzada por la industria de carnes a dejar de realizar el conteo de las CAFOs en el 2012 y el 2013. Se evitaron regulaciones con respecto al uso masivo de antibióticos de la industria de carnes, causante de la epidemia de resistencia a los antibióticos. Lo peor de todo es evitar confrontar el mayor problema: el cambio climático causado por la agricultura…..

Pero Big Food tiene sus debilidades, se vieron forzados a gastar 100 millones de dólares para evitar el etiquetado de los transgénicos, sembrando desconfianza en los consumidores con respecto a las marcas conocidas…Los trabajadores de la Coalición Immokalee (agricultores de Florida) lograron (luego de décadas de lucha) se les pague un par de centavos más por kilo de tomates cosechados. Todo gracias a activismo y nueva táctica: forzar a los establecimientos que venden tomates como McDonald’s, Burger King, Chipotle, Subway, Walmart a apoyarles o se amenazaba con un masivo boycot..

Y es que existe una Revolución Alimentaria, un movimiento que se ignora o pasa desapercibido en Washington. Documentales como «Food Inc.» (Alimentos S.A.) han puesto al descubierto a las corporaciones y han calado en la conciencia de los que comen….. Michael Pollan y otros producen libros muy bien documentados. Pollan se hace famoso en programas como Oprah…le llueven invitaciones a hablar en Universidades Agrícolas…pero en algunas le tratan de callar….la industria se ve obligada a contratar a Ketchum Communications para que organice una campaña multimillonaria de (aparente) Alianza de Agricultores y Rancheros.

El público revolucionario y conciente se ha tenido que figurar «otra forma de comer«: consumo local, orgánico, alimentos artesanales, hechos en casa, bioferias, jardines o sembríos comunitarios. «Little Food» (Pequeños Alimentos) es hoy una industria creciente. Y quizá de todas maneras se lo debemos a los Obamas….Que vendrá después???  A Donald Trump le encanta la comida chatarra (por eso usa fármacos) y Hillary Clinton tiene lazos con las corporaciones. Pero hasta los ejecutivos se están concientizando, Scott Faber ha dejado la G.M.A. para trabajar para el Environmental Working Group (Grupo de Trabajo de Medio Ambiente)….

El poder podría pasar a las bases, mejor dicho a los millones que desean comer bien y que pueden derribar a Big Food…..si se puede!

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