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En la mayor parte de nuestra historia, las comidas fueron muy variables
Cuando dejamos de comer, o comemos extra, o amenazamos con paradigmas: fideos en el desayuno, almuerzos con pankekes, nos sentimos culpables, raros, criminales. “Tres comidas al dia” resuena como si fuera una frase bíblica, pero en realidad es cultural. Las personas alrededor del mundo, no siempre han comido tres comidas. Este modelo es un invento reciente, que hoy se va eclipsando como todo, comer va siendo una costumbre que tiene que ver con gustos. Qué y cuan frecuentemente comemos ya no está dictado por nuestras familias o amigos, está dictado por impulsos, gustos, ideas nutricionales, y sobre todo por el mercado, como la última promoción de Taco Bell conocida como: “La cuarta comida, entre la cena y el desayuno”. Si, nuestra comida es como nuestro iPod.
Pero numerosos nuevos estudios exploran los efectos de salud de comer tres comidas, y lo que se ha encontrado es algo inconcluso. El Departamento de Agricultura de EEUU (USDA siglas en Inglés) encontró que comer una sola comida grande al día en vez de tres normales baja de peso y grasa en el cuerpo pero sube la presión arterial, o sea que tres comidas diarias ayudan contra la hipertensión. Un estudio del Instituto Nacional del Envejecimiento encontró que comer una sola comida al día aumenta la resistencia a la insulina y la intolerancia a la glucosa, dos características de la Diabetes tipo 2.
Un estudio de la Universidad de Maastricht encontró que comer por lo menos cuatro comidas pequeñas al día reduce el riesgo de la obesidad en 45%. El estudio danés también encontró que las personas que evaden el desayuno son cinco veces más propensas a ser obesas que las que toman desayuno regularmente. Sin embargo un estudio de la Universidad de Ottawa encontró que comer varias pequeñas comidas no promociona la pérdida de peso. Lo mismo encontró un estudio del Centro Nacional Francés de Investigación Científica, que tiró al piso esta teoría: “Estudios epidemiológicos que han sugerido que picar está asociado a ser delgado(a) son extremadamente vulnerables a errores metodológicos” advierten los autores.
Un estudio de la Universidad de Berkeley encontró que “alternar el ayuno”, comer un día y ayunar el otro, puede ayudar a aminorar el riesgo de enfermedades del corazón y cáncer. Investigar los efectos de la frecuencia de los alimentos es notoriamente difícil, pues envuelve muchas variables: contenido nutricional, hora, ejercicio, genética. De manera que el jurado científico aún sigue en debate.
«No existe razón biológica para comer tres comidas al día” dice Paul Freedman profesor de historia de la Universidad de Yale, editor de “Alimentos: La Historia del Sabor” (University of California Press, 2007).
El número de comidas al día, y el horario para cada una “son patrones culturales no diferentes a que distancia guardas de la persona a la que le conversas o qué hacer con tu cuerpo cuando hablas. Los humanos nos sentimos confortables con los patrones ya que son predecibles. Nos hemos quedado confortables con la idea de las tres comidas diarias. Pero por otro lado, nuestra agenda y deseos están amenazando esa idea cada vez más” dice Freedman.
En la mayor parte de nuestra historia, las comidas han sido variables. Un europeo norteño de los tiempos medievales podía iniciar el día con una bebida fermentada o un pan o ambos, luego llevar algún tipo de alimento al campo y comer esta comida en algún momento de la tarde” dice Freedman. “Puede haber tenido lo que hemos llamado una cena a las 2 de la tarde o a las 6 o más tarde” dependiendo del trabajo, la estación y otros factores
«No debe haber habido una gran cena de noche, quizá algo pequeño y rápido de comer. La cena en ese entonces no era tan distinguida como lo que se ha convertido en estas dos últimas centurias”. La tendencia era comer a la luz del día, no porque comer más temprano era considerado saludable, sino porque cocinar, consumir y limpiar es más difícil en la oscuridad o alumbrados por el fuego
«Las personas que no eran ricas trataban de comer todas sus comidas antes que llegue la noche. Luego que se descubrió la electricidad, inicialmente sólo los ricos podían darse el lujo de comer de noche” dice Freedman. “Desde ese momento una marca de ser rico fue cuan tarde se comía. Comer bien de noche porque se podía pagar por la electricidad fue un ejemplo del estatus social, urbanidad y clase”.
Comer tarde o a deshoras, más o menos tres veces al día, también refleja la distancia de dos principales fuerzas que estandarizaron las tres comidas en América: el tiempo del trabajo convencional y la tradición de la vida en familia. Durante la mayor parte del siglo XX, la mayoría de los trabajadores podían comer sólo en horas específicas. «Cuando sonaba el timbre de la fábrica a las 5 de la tarde, era el momento de ir a casa y de comer. Pero hoy todo el mundo está comiendo cada vez más tarde debido a que se trabajan más largas horas o porque las horas hoy son más, gracias a la cría de animales, gracias a que diferentes miembros de la familia tienen diferentes horarios, y por el hecho de que los niños pueda que no quieran comer lo mismo que los padres comen”
La idea de que a los niños se les permita escoger sus propios alimentos y sus horarios, hubiese sido chocante hace unas décadas, donde “como todo lo que está en el plato” o “come tus vegetales o no hay postre” constituían las mantras de la mesa familiar. Pero, hasta el comedor ya está siendo obsoleto. Que ocurrió primero?: la disolución del estándar núcleo familiar o la disolución de las tres comidas al día?
«Los padres americanos sienten un particular tipo de culpabilidad con respecto a la desaparición de las comidas en familia” dice Freedman. Quizá por una buena razón: Un estudio reciente de la Universidad de Minnesota encontró que las habituales comidas que se comparten mejoran la nutrición, el desarrollo académico, las habilidades interpersonales y reduce el riesgo de los desórdenes de comer.
Los artículos electrónicos también están amenazando el modelo de las tres comidas diarias. Ahora son de todo: centros de entretenimiento, lugares de trabajo y hasta compañeros. Su portabilidad y disponibilidad sin parar nos deja comer lo que sea sin tener que dejar de trabajar, sin que estemos aburridos, y sin sentirnos que estamos comiendo solos.
«Las desaparición de las comidas en familia ha producido la invención de los pequeños aparatos electrónicos” dice Freedman. “bueno no se ha iniciado, pero si se ha exacerbado por ellos. Aun hoy cuando varios se sientan alrededor de una mesa, no es claro si todos están prestando atención”
El modelo de las tres comidas diarias también está siendo amenazado por la industria de alimentos
«La industria de alimentos desea que compres más alimentos” urge que comas mucho más tan frecuentemente como sea posible. Es una venta fácil, ya que a los americanos les encanta los bocaditos”
El boom de los bocaditos se inició a mediados del siglo XX y no ha parado. A pesar de la decadente economía, está previsto que la industria global de los bocaditos será de 330 billones de dólares para el 2015. Sólo en EEUU, las ventas de los bocaditos pre-empacados se incrementaron de 56 billones (dólares) a 64 billones entre el 2006 y el 2010, y se espera que alcanzará los 77 billones para el 2015.
La imprecisa línea divisoria entre los bocaditos y las comidas ha cambiado todo
«El efecto a largo plazo es que ahora cualquier momento del día se ha convertido en el momento de comer. La desaparición de las tres comidas diarias y el aumento de comer bocaditos está relacionado, aunque no diría que es una relación causal”, dijo Freedman.
Otra estrategia de la industria de alimentos es la creación de modas de alimentos basadas en la edad, etnicidad, género, estilo de vida y localización. Hace unas décadas todo el mundo comía los mismos alimentos. «Pero ahora hay alimentos para niños, para adolescentes, para los adultos, de manera que algunos padres terminan por comprar tres veces más alimentos que sus antecesores padres” . «Están siendo manipulados, sintiéndose culpables y pensando: Estoy tan ocupado(a) toda la semana y tengo tan poco tiempo de calidad con mis hijos que lo menos que puedo hacer por ellos es que coman lo que les gusta, en vez de ser firmes en insistir que todos coman los mismos alimentos juntos”