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En un estudio de más de 1200 de adultos de edad avanzada con funciones cognitivas normales al inicio, investigadores encontraron que un alto consumo de sodio combinado con bajos niveles de actividad física está asociado con una reducción en la función global cognitiva en más de tres años. «Lo importante es que esta asociación es independiente de la hipertensión y de la calidad de la dieta” dijeron los investigadores. “Este efecto independiente de la ingesta de sodio de otros nutrientes incluyendo energía y lípidos, sugiere que solo el sodio puede afectar la función cognitiva en adultos mayores sedentarios mas allá de los efectos de una dieta” anotaron.
En comentarios a Noticias Médicas Medscape, la autora principal Dra. Alexandra J. Fiocco, profesora asistente del Departamento de Psicología de la Universidad de Ryerson en Toronto, Ontario, dijo que “los clínicos deben asegurarse que la ingesta de sodio de sus pacientes baje a menos de los niveles recomendados (máximo 2300 mg al día)”.
Aun más, dijo ella, el estudio sugiere que es importante enfocarse en los dominios de múltiples estilos de vida, como el ejercicio y la dieta, en vez de señalar solo un factor cuando se crean estrategias para promocionar la salud en la clínica.
«Novedosa Interacción»
El Dr. David L. Katz, director del Centro de Investigación en Prevención de la Universidad de Yale en Nuevo Haven, Connecticut, también miembro del estudio, dijo que “la interacción entre el sodio y la actividad física citada aquí es ciertamente novedosa” «La noción básica” dijo a Noticias Médicas Medscape, “es que la ingesta de sodio es potencialmente injuriosa al cerebro que envejece y que la actividad física es protectora. Los efectos de la actividad física parecen ser ganadores, de manera que el habitual y moderado ejercicio puede esencialmente “inmunizar” al cerebro de los efectos adversos de una alta ingesta de sodio. Sin embargo, la combinación de más actividad física y menos sodio es claramente mejor que un solo factor, y mucho más importante” agrego el Dr. Katz.
El bien establecido impacto que la alta ingesta de sodio tiene en la salud cardiovascular ha llevado al desarrollo de estrategias de reducción de la sal en la población mundial. Dado el enlace entre los factores cardiovasculares como la hipertensión y la salud del cerebro, el equipo de la Dra. Fiocco quizo examinar los efectos de la ingesta de sodio en la función cognitiva.
Dada la plétora de investigación asociada al ejercicio y a la salud del cerebro, ellos decidieron observar la interacción entre la ingesta de sodio y la actividad física en la función cognitiva y el cambio con la edad. Ellos estudiaron a 1262 adultos que participaron en el Estudio Longitudinal en Nutrición y Envejecimiento Exitoso de Quebec (NuAge). Al momento de reclutamiento los participantes tenían entre 67 y 84 años de edad, su función cognitiva era normal y vivían independientemente. Un valido cuestionario semi cuantitativo de frecuencia en alimentos fue usado para estimar la ingesta de energía y de nutrientes que incluían el sodio. El Examen Estatal Mini Mental (3MS) fue administrado anualmente y la Escala de Actividad Física para Mayor Edad fue usado para la evaluación de la actividad física. De los 1262 sujetos, 420 cayeron en la categoría de baja ingesta de sodio (promedio de 1781 mg/día), 421 en el grupo de ingesta mediana de sodio (promedio de 2,648 mg/día) y los 421 restantes en la categoría de alta ingesta de sodio (promedio de 3919 mg/día)
La Clave: Nivel de Actividad Física
Luego del control de la edad, genero, educación, circunferencia de la cintura, diabetes y dieta en general, había una asociación entre la ingesta de sodio y el cambio cognitivo con la edad en aquellos con bajos niveles de actividad física.
En el grupo de baja actividad física, aquellos con baja ingesta de sodio expusieron una mejor función cognitiva con la edad, que aquellos con medianas o altas ingestas de sodio. El promedio de baja en el 3MS fueron de 0.57, 2.07 y 1.72 respectivamente (de los 3 grupos de baja a mayor ingesta). Los resultados se mantuvieron sin cambios luego de otros ajustes por energía (calorías), calcio, colesterol lípidos en total y dentro del puntaje en el Índice de Salud de Canadá, dijeron los investigadores. No encontraron asociación en el alto contenido de sodio entre los adultos de alta actividad física. Una potencial explicación de esto es que el impacto de la actividad física en los adultos sea un mayor factor que la ingesta de sodio en la función cognitiva, lo que hace mucho más difícil encontrar una asociación” dijo la Dra. Fiocco.
No había tampoco una asociación significativa entre la ingesta de sodio en ninguno de los grupos “Una posible explicación por este efecto nulo es por la selección de los participantes” explicaron. “Al inicio del reclutamiento” señalaron, “los participantes tenían que estar en general buena salud sin subsecuentes exclusiones de razones de salud, estar libre de discapacidades en actividades de la vida diaria y no mostrar ningún signo de disfunción cognitiva. Este relativo alto estado de salud del grupo puede haber disminuido la sensibilidad de las asociaciones desde el punto base”.
La Dra. Fiocco y colegas dicen que es importante anotar que las personas que experimentaron una disminución de la función cognitiva durante la duración del estudio “estaban en un estado normal de disminución en la función cognitiva y no presentaban problemas clínicos definidos como una disminución de 5 puntos por año según el 3 MS”.
Posibles Mecanismos
Según investigación previa, uno de los potenciales mecanismos que tienen que ver con la asociación entre la ingesta del sodio y la función cognitiva son los niveles de presión de la sangre, los que están asociados con lesiones a la material blanca observados en los pacientes con demencia, anotaron los investigadores. «Sin embargo los resultados no apoyan esta hipótesis” anotaron, “por el efecto independiente de la ingesta de sodio en la función cognitiva independientemente de la hipertensión”. «Aunque se puede especular en un efecto grupal, otra explicación es que la ingesta de sodio impacte a la salud del cerebro mediante vías alternas, como comprometer la integridad de la barrera de sangre cerebral o por la función del núcleo hipotalámico para ventricular” agregaron.
Estudios en animales, señalan, han demostrado que el aumento de los niveles de sodio en el cerebro afecta la función cardiovascular y renal, mediado por el núcleo para ventricular. Los investigadores dicen que se necesitan estudios adicionales para delinear los mecanismos factores que enlazan la ingesta de sodio y la función cognitiva. «Las estipulaciones de este estudio” anoto el Dr. Katz, “es que ha sido observatorio, citando una asociación entre el sodio y el declive cognitivo, no para probar causa y efecto, y está limitado a un grupo demográfico y de una más o menos corta duración”.
“Los autores” dijo a Noticias Medicas Medscape, “son consientes de estas limitaciones del estudio, que a la vez provee potenciales y convincentes mecanismos explicativos de los resultados.
«Hay bases teóricas para que los resultados sean válidos, sustentados aun más por los mecanismos que ilustran los autores”