Infartos Destruyen la Niñez y Se Hubiesen Prevenido


Read article by Dr. David Katz* from the Huffington Post blog here

La semana pasada se realizó la Conferencia Internacional de la Asociación Estadounidense de Infartos. Entre los reportes presentados, este es muy preocupante: infartos están sucediendo con cada vez más frecuencia en personas de menos de 35 años. Peor aún, hay un marcado incremento en los índices de infartos en niños de 5 a 14 años de edad.

Como médico testigo de muchos problemas de salud en todos estos años, verdaderamente no puedo imaginar nada peor que un infarto en un niño. Formalmente un accidente cerebro-vascular inducido más frecuentemente por isquemias y menos frecuentemente por derrames intracraneales, un infarto al cerebro equivale a un infarto al miocardio (ataque cardiaco) parte del órgano muere. Cuando un niño sufre un infarto, parte del cerebro que debería estar desarrollándose muere. Con esto alguna función, tal vez la habilidad de hablar, o la habilidad de mover una parte del cuerpo. Así la niñez muere.

Esta es la tendencia en la epidemiología moderna, es una tragedia y a la vez una burla. Los investigadores dicen que no saben con seguridad porqué los índices de infarto que están declinando después de los 50, están aumentando en niños y jóvenes. El estudio realizado por investigadores del Centro de Control de Enfermedades (CDC siglas en Inglés) es simplemente una revisión de los records de hospitalización entre 1994 y el 2007.

Pero esto no hace que investigadores y nosotros no hagamos educadas conjeturas. La disminución de infartos en adultos mayores es más que seguro debido a un mejor tratamiento de la hipertensión, la principal causa de los infartos, y a la modificación de otros factores de riesgo de enfermedades cardiovasculares, como las medicinas statins para bajar el colesterol. Estos riesgos rutinariamente se advierten y se modifican en adultos de alto riesgo.

Pero por supuesto que no se espera infartos ni enfermedades cardiacas en grupos de menor edad. Históricamente nunca ha habido porqué existir este factor de riesgo en la población más joven, menos usar medicinas anti-hipertensivas, ni statins para evitar esta calamidad.

Pero la calamidad se veía venir. Los investigadores y yo creemos que el cambio de este problema a esta edad se debe indudablemente a la epidemia de la obesidad, diabetes y altos índices de hipertensión en nuestros niños. Podemos optar por sorprendernos de estos índices de infartos en los niños, pero en realidad se pudieron predecir.

Las predicciones no necesariamente tienen que pasar. Terribles predicciones pueden motivar respuestas preventivas de manera que las adversidades no se materialicen. Advertir puede ser prepararse. Por años he estado prediciendo enfermedades cardiacas como rutinaria condición pediátrica, esperando que nunca llegue.

La lógica detrás de mis preocupaciones ha sido muy directa. Un grupo de expertos en medicina cardiovascular llamado El Panel de Tratamiento de Adultos del Programa de Educación Nacional del Colesterol provee guías para proveedores de la salud para identificar y manejar los factores de riesgo cardiaco en nuestros pacientes. Esas guías nos dicen que debemos tratar a nuestros pacientes con diabetes como si tuvieran ya enfermedades coronarias, pues la relación es muy fuerte.

Cuando estudié medicina, aprendí que hay dos clases de diabetes melitus: juvenil y adulta. Lo que hoy llamamos Diabetes tipo 2 está siendo diagnosticado cada vez más en niños menores de 10 años. Hace menos de una generación que esta condición se llamaba de adultos, pues ocurría exclusivamente en adultos de mediana edad y con sobrepeso.

Si la enfermedad crónica de la mediana edad ahora se ha convertido en la condición de la niñez, que bases tenemos para no pensar que otras enfermedades seguirán el mismo patrón. Los que el Panel de Adultos dice acerca de la diabetes en adultos es que debe asumirse que existe la presencia de enfermedades cardiacas, lo mismo ocurre en los niños a menos que se pruebe lo contrario. No hay razón para pensar que la diabetes causa diferentes daños a pequeños cuerpos que a los más grandes.

De manera que cuando jóvenes de 16, 17 y 18 tienen diabetes por una década o más, no deberíamos saber que los empezaremos a ver en la emergencia con angina e infartos al miocardio? Hace mucho tiempo que lo había pensado y, desgraciadamente, las indicaciones de que mis predicciones se irían cumpliendo han crecido con el tiempo.

Hace varios años, hice las mismas predicciones acerca del advenimiento de enfermedades coronarias en adolescentes de Atlanta, Georgia, en una reunión del Colegio de Cardiología. Una de las doctoras en la audiencia me dijo que se había enterado de que 7,000 adolescentes tuvieron ataques cardiacos el año anterior en EEUU. No he confirmado esa estadística pero cada vez hay más literatura que la confirma.

En una conferencia en Missouri años atrás, una dietista en la audiencia me dijo que uno de sus pacientes, un jovencito de 17 años se había sometido a una operación al corazón abierto. Sé que este joven no tenía predisposición genética. Solo obesidad, diabetes tipo 2 a temprana edad y obviamente consecuencias predecibles.

Cuando empecé a protestar acerca de esto hace 10 años, mi audiencia dudaba de mi razonamiento. Recientemente ya no se sorprenden, están más convencidos y muy preocupados. Ahora existe evidencia que me demuestra que tengo razón. Esto es terrible, y francamente, mientras que advertía acerca del advenimiento de la angina en adolescentes del mismo modo que el acné, ni yo mismo creí ver infartos en niños de menos de 10 años.

Lo que nos hace volver a los resultados del estudio. No sabemos con certeza las causas del aumento del índice de infartos en nuestros niños. Pero tenemos mucho que perder, queremos realmente esperar por nuevos estudios? La mejor manera de predecir el futuro es crearlo, y sería mejor predecir un futuro donde el único infarto por el que mis hijos y nietos tendrían que preocuparse es por el derrame de la tinta roja de la pluma de un profesor frustrado.

Las tendencias modernas en enfermedades crónicas constituyen una crisis. Y esta es una peligrosa oportunidad, pues el reconocimiento del peligro debe inspirar el deseo de cambiar.

Y podemos realmente cambiar y proteger a nuestros hijos y nietos de los ataques cardiacos e infartos de terribles consecuencias, si nos convertimos en una sociedad con pies y tenedores a niveles maestros del destino médico, en vez de confiarnos es estetoscopios, cirugías y statins luego de este desastre. Hacer todo lo que se necesita para comer mejor y hacer ejercicio constituye un camino de resistencia.

La lista de intervenciones para llegar a esto es larga pero no es complicada. Cada póliza o práctica que no sea parte de la solución es parte del problema y una potencial amenaza a la niñez. Vote de acuerdo a esto. En defensa de nuestros niños debemos actuar, aún cuando tengamos que esperar por más estudios que verifiquen las causas. No debemos atribuir lamentables tendencias epidemiológicas de los infartos al destino. Este está en nuestras propias manos. La campana de las enfermedades crónicas retumba cada vez más fuerte para todos nosotros. Debemos de responder a este llamado de alarma por la urgencia que se vislumbra.

*El Dr. David Katz es el Director del Centro de Investigación en Prevención de la Universidad de Yale.

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3 Comentarios

  1. Gracias Madre estos temas estoy imprimiendo y luego sometiremos a un circul de estudios en grupo, y luego valorar y motivar por nuestras tierras que son la salvación de miles de humanos que puedan necesitar, solo que debemos de empezar a trabajar con miras a este mal.
    Atte.
    Alberto
    Desde Nuevo Occoro Huancavelica Perú.

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