Translated from Marion’s Nestle blog Food Politics, straight from this source here
En un movimiento que sorprende a los comentaristas británicos, la Federación de Alimentos y Bebidas del Reino Unido ha hecho un llamado para más regulación gubernamental.
El llamado está basado en un reporte comisionado por esta Federación: “Futuros Escenarios para la Industria de Alimentos y Bebidas del Reino Unido«, que comprende entrevistas con personas en la manufactura de alimentos, representantes de las leyes, de la sociedad cívica, agricultores y vendedores de alimentos acerca de su visión del futuro de la industria.
Mientras que el futuro más deseado ha sido aquel en que suficientes recursos esten disponibles al consumidor y que el comportamiento del consumidor haya respondido a las presiones globales, la manufactura y los vendedores de alimentos sorprendentemente prefieren situaciones donde la intervención del gobierno sea necesaria.
Qué es lo que está pasando? “Se trata de poner en su lugar correctas estructuras y marcadores que le otorguen a la industria el tipo de coherencia que se necesita para hacer decisiones de inversión.”
Sin embargo, todos los participantes reconocen que la demanda de los recursos probablemente agotarán las fuentes a menos que se establezca acciones preventivas. Aún más desastroso sería el escenario donde un insuficiente control gubernamental y un escaso compromiso del pueblo, resultaría en una abismo entre la oferta y la demanda, resultando en conflictos sociales.
Oh, desiciones de inversión y prevención de conflictos sociales, pero claro.
El reporte concluye que “hay una necesidad de compartir la misma visión para el futuro de la industria alimenticia del Reino Unido, basado en una sólida evidencia, una regulación consistente y un compromiso del público.”
Regulación consistente? Y viene de una industria que exitosamente ha influenciado la remoción del poder reguatorio de la Agencia de Estándares de Alimentos?
Como en EEUU, la industria alimenticia britanica ahora desea regulación cuando ha protegido sus propios intereses y enérgicamente se ha opuesto a una regulación que favorezca los intereses del consumidor.